ESTUDIOS E INVESTIGACIONES CEDRSSA. CÁMARA DE DIPUTADOS.
La pesca ha sido una actividad económica de importancia histórica, al ofrecer sustento económico, social y cultural a diversas poblaciones asentadas a lo largo y ancho del territorio nacional.
Hasta la fecha se han realizado innumerables cambios en el diseño y aplicación de las políticas públicas en este sector a través de diferentes tipos de enfoques o modelos de gestión con generación de programas, instrumentos y mecanismos de control para incentivar la pesca y la acuacultura, actividades económicas que son de gran importancia, pues de ellas dependen numerosas personas, además de aportar salud a la sociedad, gracias a los productos de alto valor proteínico de las especies que se encuentran en ríos, presas, mares, lagos y lagunas. El manejo responsable de los recursos pesqueros, el fomento de nuevas técnicas de cosecha captura y comercio; y el cuidado de especies marinas en peligro de extinción, entre otras acciones, son necesarias para la sostenibilidad del sector. Al ser México un importante productor de pescados y mariscos es prioritario que estas riquezas se protejan y se utilicen adecuadamente. Asimismo, el correcto aprovechamiento de estos recursos siempre será una vía que permitirá progresar a nuestro país.
De acuerdo con los registros del Atlas Agroalimentario 2018, México, en ese año, obtuvo 1.7 millones de toneladas en pesca, que significaron el 81 por ciento de la producción y 398 mil toneladas en acuacultura, 19 por ciento de la producción. Con este volumen, México participó con el 1.16 por ciento de la producción mundial. En el Atlas Agroalimentario 2019, México ocupa el 17º lugar en producción mundial pesquera y acuícola. En el país, se aprovechan 11 mil km de litoral para pesca y 125 mil hectáreas para acuacultura; el número de personas que se dedican a las actividades de captura y crianza de pescados y mariscos, son 168 mil, obteniendo 1.8 millones de toneladas en pesca y 373 mil toneladas en crianza.